Alexander Alekhine (1892-1946), cuarto campeón mundial de ajedrez, fue descrito por William Hartston como “el jugador perfecto: fumador, bebedor y mujeriego, que amaba el ajedrez por encima de todo”. Su genialidad inspira a muchos, incluido un joven programador y apasionado ajedrecista, que pidió al equipo médico del Hospital de Bellvitge preservar su capacidad para jugar tras una cirugía cerebral.
El neurocirujano Andreu Gabarrós lideró un equipo multidisciplinar que enfrentó este desafío inédito: extirpar un tumor maligno sin afectar las habilidades cognitivas del paciente para el ajedrez. Con ayuda de Antoni Rodríguez-Fornells y su equipo, se identificaron áreas cerebrales claves mediante resonancia magnética y estimulación eléctrica. Durante la cirugía, realizada con anestesia local, el paciente resolvía problemas de ajedrez para guiar la intervención.
El esfuerzo dio frutos. No solo se extirpó todo el tumor, sino que el paciente, con un ranking Elo de 1.950, ha mejorado tras su recuperación. El caso, publicado en la revista Cortex, ha sentado un precedente en la neurocirugía cognitiva y ha sido aclamado internacionalmente.
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